La traducción es un vuelo de mariposa

La traducción es un vuelo de mariposa

Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves

Cuando se hacen las cosas por gusto, por placer y con pasión, el resultado no puede ser más que la felicidad de entregar un trabajo que se disfrutar y agradece. Es el caso de Selma Ancira quien hace de la traducción una vocación ineludible de ser un puente entre el autor y el lector que nos da a conocer las virtudes de las obras literarias, principalmente rusas y griegas.

            El escritor griego Nikos Kazantzakis cuenta que tenía un pesar en su alma que no le dejaba en paz. Cuando era adolescente ayudó a madurar un capullo de mariposa para ver cómo desplegaba las alas al nacer, pero al momento que tenía que volar, murió. El capullo no se desarrolló de forma correcta.

            Para Selma Ancira, lo mismo sucede con las traducciones, si no se les deja madurar, si no se le da el tiempo a cada una de las etapas que necesitan, probablemente no se logren y pueden condenarse al olvido. Como un proceso de vida, la traducción eso es, una oruga que se transforma hasta que vuela en libertad. Es El tiempo de la mariposa.

            Es un gusto que la reconocida traductora Selma Ancira (Ciudad de México, 1956) reafirme su presencia en el catálogo de la Editorial de la Universidad Veracruzana, ahora de la mano del Taller Editorial Gris Tormenta que, en su colección Editor, nos ofrecen El tiempo de la mariposa, la primera experiencia de Ancira como escritora, pues siempre sus publicaciones han sido traslados al castellano de obras de autores rusos o griegos.

            En este pequeño libro, bello y ágil como mariposa, Selma Ancira nos comparte su placer por leer un libro, su gusto por traducirlo y la aventura que está dispuesta a seguir para encontrar el fondo y el espíritu del autor y su obra.

            Traductora de los rusos Marina Tsvietáieva, Alexandr Pushkin, Nikolái Gógol, Fiódor Dostoievski, entre otros, y de los griegos Giorgos Seferis, Yannis Ritsos, Iakovos Kambanelis y María Iordanidu, para escribir El tiempo de la mariposa eligió a alguien especial: Nikos Kazantzakis y su inconmensurable historia de Zorba el griego.

            Hay una razón especial, desde niña le fascinó la historia de Yorguis Zorbás que sería la inspiración de Kazantzakis para crear el personaje Alexis Zorbas. En 1964 se estrenó la película basada en el libro estelarizada por Antony Quinn, Alan Bates e Irene Papas, además de que la historia es un himno a la vida y a la amistad, la música compuesta por Mikis Theodorakis popularizó también el sirtaki, danza que inevitablemente identifica a Zorba. El disco con el tema de la película incluía las instrucciones para bailar y Selma lo hacía en compañía de su padre, el excelente actor Carlos Ancira.

            Los derroteros de la vida llevaron a Selma a estudiar filología en la Universidad Estatal de Moscú y estudios de literatura griega en la Universidad de Atenas. En esos caminos académicos descubrió su vocación de traductora, ahí supo que cuando le cautivaba un autor, se sentía capaz de traducirlo porque, como bien dice: “Traducir también es aprender a leer. Aprender a descubrir lo que está detrás de las palabras. Es ser capaz de distinguir los matices y las tonalidades, siempre ricos y variados, que se entretejen de manera más o menos compleja en una obra literaria. Traducir es procurar dar a cada palabra en español el peso que tiene en el original”.

            Una ocasión, caminando por las calles griegas, Selma se encontró en una estantería diversos libros y entre ellos, las obras completas de Kazantzakis, donde no podía faltar, Vida a aventuras de Alexis Zorbas. Fue como hallar un tesoro que solo aquilata quien sabe el sentido profundo del espíritu de Zorba. El destino los había encontrado: libro y traductora.

Y aquí viene lo maravilloso de El tiempo de la mariposa, Selma no le basta traducir con libros en mano haciendo apuntes en su escritorio o consultando diccionarios propios o en bibliotecas, sino que emprende el viaje a los lugares en donde se desarrolla la historia para conocer casas, espacios, olores, comidas, personajes y sus formas de hablar. Así emprendió su viaje a Peloponeso y a Creta.

            Como escribe Mónica Lavín en el prólogo: “Es el privilegio de Selma Ancira encarnar las búsquedas literarias de los autores que admira: es vivir con ellos, es habitar la ficción de caminar hombro con hombro, tomar el tintero o la pluma o la máquina y verterse en el papel con la misma pasión que ellos. Ancira y sus autores traducidos son pasiones engarzadas. Me maravillan los pormenores de este acompañamiento”.

            El tiempo de la mariposa nos permite conocer la esencia del trabajo de traducción de Selma Ancira, una labor apasionada, vital, gozosa que prácticamente acaba bailando sirtaki con Zorba y Kazantzakis.

El tiempo de la mariposa, de Selma Ancira, es una coedición de Gris Tormenta y la Editorial de la Universidad Veracruzana, 107 páginas, 2024 Para obtener el libro consulta aquí: https://libreria.uv.mx/gpd-el-tiempo-de-la-mariposa9786078923977.html