A cien años de La vorágine

A cien años de La vorágine

Corre, lee y dile

Por Germán Martínez Aceves

¿Qué es la vorágine? Es un torbellino que gira con fuerza y sume al fondo del vórtice todo lo que encuentra. Es un torrente de emociones y pasiones desenfrenadas que no encuentran límite, que crecen como un monstruo que devora y carcome cuyo destino es perderse en lo más profundo de la obscuridad.

            La vorágine es una novela-piedra-angular en la literatura de Colombia y de América Latina, escrita por José Eustasio Rivera (Neiva, 1888-Nueva York, 1928) que publicó en noviembre de 1924 la editorial Cromos, de Bogotá. A cien años de su circulación, la Universidad Veracruzana, en su colección Biblioteca del Universitario, la pone a la disposición de los lectores con un prólogo escrito con la erudición del narrador y profesor de literatura, Pablo Montoya.

            La Vorágine fue una novela que marcó nuevos rumbos, más allá del romanticismo hispánico con sus historias de amores platónicos o entorpecidos por las clases sociales y las diferencias raciales, marcó los rumbos del modernismo latinoamericano que básicamente se creaba en la poesía en una renovación del lenguaje que iba contra el refinamiento burgués, corriente literaria que predominó a finales del siglo XIX y a principios del XX. La industria sentaba sus reales en el mundo, el capitalismo avanzaba en su insaciable acumulación de riquezas mientras que la explotación de mano de obra era el abuso que generaba ganancias entre pocos y miseria para la mayoría. En los países latinoamericanos, después de las guerras de independencia, los principales grupos se dividieron entre liberales y conservadores que dirimían la lucha por el poder a través de las armas.

            La guerra civil en Colombia conocida como la de los Mil días dejó marcas irreconciliables, pérdida de territorios y un destino manifiesto: la violencia.

            En ese contexto gira La vorágine que, como apunta Pablo Montoya “es un viaje al fondo del horror”. Si bien el amor está presente con todas sus implicaciones que acarrea una relación, la novela tiene un escenario majestuoso y de supervivencia inimaginable: la selva amazónica. Y ahí, un árbol rico en una sustancia lechosa o caucho, tan necesaria y útil para la naciente industria automotriz.

            Es el escenario que inspira a José Eustasio Rivera, el poeta que en una ocasión siguió un caso judicial de una herencia de ganado y viajó a lugares cercanos a la selva donde conoció la dinámica de las haciendas llaneras y, por supuesto, a la gente que habitaba en esa región.

            De ahí surge el personaje Arturo Cova, poeta que convive con el fracaso y en el que se acumulan más defectos que virtudes como ser un pedante machista brutal, golpeador de mujeres y clasista que en algún momento repudia a los indígenas de la selva amazónica.

            En Bogotá conoce a Alicia Hernández, perteneciente a una familia pudiente. Se enamoran, pero el padre de ella la quiere casar con un terrateniente rico y viejo quien descubre el amorío de los jóvenes y manda a apresar a Cova. Ante la situación, Arturo y Alicia huyen. Así llegarán a los territorios de la selva e ingresarán a la dinámica que se vive en la inmisericorde explotación del caucho.

            Narciso Barrera, un hábil seductor, secuestra a Alicia. Cova emprenderá la búsqueda de su amada en compañía de su amigo Fidel Franco, exmilitar de carácter enérgico.

            Entre los caudaloso ríos Orinoco, Negro, Putumayo y Amazonas y, entre la exuberancia selvática, los ideales políticos son inútiles. Impera solo el valor de la rapacidad para apoderarse de los recursos naturales teniendo al caucho como el gran tesoro de la discordia y a los indígenas como mano de obra para explotar y exprimir. No hay más ley que la ley de la selva amazónica donde aparentemente el más fuerte sobrevive.

            Si bien Arturo Cova es quien lleva el peso de La vorágine hay otros personajes que también se convierten en voces centrales como Clemente Silva, padre que anda en búsqueda de su hijo o Clarita, una prostituta venezolana que desea regresar con sus padres o Zoraida Ayram, comerciante y de carácter indomable.

            Cova, quien no obstante desprecia a los indígenas que prácticamente los trata como bestias, también hace constar la brutal explotación a la que son sometidos y que los lleva prácticamente al exterminio.

            Al reunir tantos elementos como exponer la política extractivista y el abuso en el uso de la mano de obra como esencia del capitalismo voraz, aunado a los grandes conflictos pasionales de la condición humana, José Eustasio Rivera dejó ver una Colombia desconocida y dio pauta para que otros novelistas exploraran en los complejos temas de la selva amazónica.

            Como toda gran novela, su inicio es contundente: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”. Así inicia ese camino sin retorno, ese ingreso al torbellino que no para, ese destino que inicia al dar los primeros pasos en la selva que devora, que aflora en las pasiones, que acecha para enfrentar a lo peor y a lo mejor del ser humano, que no encuentra ni el principio ni el fin.

            La vorágine, de José Eustasio Rivera, con prólogo de Pablo Montoya, es de la colección Biblioteca del Universitario de la Universidad Veracruzana, 317 páginas, 2024.

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