Viajes rápidos

Corre, lee y dile

Por Germán Martínez Aceves

 La vida es un viaje. Puede ser corto, a una distancia mediana o inmensamente infinito. Un viaje que no necesariamente se trata de salir del lugar que habitamos pues también puede ser hacia el interior de un mismo. Hay viajes que ilustran y otros sin lustre.

         Litto Nebbia, cantante argentino, dice en una de sus composiciones que “viajando se fortalece el corazón/ pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior”. Pero ¿Qué sucede cuando ese viaje no es un traslado “para cambiar de aires” si no una necesidad imperiosa de huir de un lugar, de seguir un amor o de no hallarse en ningún lugar?

         Luis Horacio Heredia (Ciudad de México, 1963) ha emprendido viajes obligado por las circunstancias, parte de sus experiencias las ha convertido en relatos, en historias que recorren los caminos del desosiego, de la incertidumbre, del destino que no augura finales felices.

         Heredia regresa a la Editorial de la Universidad Veracruzana, ahora como escritor. Anteriormente había trabajado como editor y por azares de la vida se fue a vivir a Estados Unidos. Parte de esas vivencias y encuentros con habitantes disímbolos los ha convertido en literatura en tres relatos: “Del otro lado”, “Las tribulaciones de un dragomán” y “Fin de los señalamientos”.

         Las tres historias hablan de viaje hacia otro país, a otros lugares al interior de Veracruz. Viajes breves, fugaces, intempestivos en un mapa geográfico, pero también en un mapa sentimental.

         Viajes rápidos es el título del libro en el que se reúnen, principalmente, hombres solitarios que nacieron y vivieron en un periodo de crisis permanente. Extraviados en sí mismos para ellos viajar es huir o ir tras el amor con una maleta en la mano llena de soledades, depresiones, fracasos, corajes y ciertas esperanzas de que ir a otro lugar significa que todo va a cambiar.

         Al tratar de poner en orden el caos, la crisis existencial que delinea el carácter de los personajes centrales convierte las situaciones más complejas y solo encuentran cauce en el alcohol y las drogas        acompañados de fondos musicales entre rock, jazz y blues. Sus brújulas mentales se extravían y los llevan a sentires de constante intranquilidad. Ahí chocan las relaciones amorosas, afloran las frustraciones y las masculinidades dan un giro necesario.

         En “Del otro lado”, Nestor, quien relata la historia, se va a los Estados Unidos cuando ya todo lo perdió en el lugar que habitaba. Su gran ventaja es que su esposa es estadounidense. Y aunque las ciudades pueden verse ordenadas, sus habitantes están más ligados al caos, o al menos los que conoce el narrador. Puede viajar a esos lugares secos, desérticos, que se encuentran pasando la frontera de Ciudad Juárez, pero su pasado lo persigue, ahí está, en un país en donde se le dificulta todo, desde el idioma hasta sentirse a gusto en donde vive.

         En “Las tribulaciones de un dragomán”, el personaje central se encuentra con Mark Kleforg, quien preparaba su tesis sobre el poeta chileno David Rosenmann-Taub y la poesía se convierte en el viaje que emprenderán bajo riesgos al secuestrar al propio poeta.

         Y en “Fin de los señalamientos”, se reafirman las condiciones del amor y la crisis de las que las generaciones del siglo XXI viven por la eternidad.

         Los viajes rápidos son a Estados Unidos, la Ciudad de México, el Puerto de Veracruz, Xalapa, los personajes son piedras rodantes que, aunque se muevan, continuarán con su misma soledad.

Viajes rápidos, de Luis Horacio Heredia, es de la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 213 páginas, 2024. 

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